Gestión emocional frente a cambios profesionales

“Un mar en calma nunca hizo experto a un marinero”

Cierra los ojos, respira hondo y observa tu vida hasta ahora, mira hacia atrás y detente por un momento en el día que cumpliste un reto profesional, ese momento en el que conseguiste tu sueño. Crea tu propia imagen en tu mente, una imagen llena de color, de movimiento, hay personas a tu alrededor celebrando contigo, las risas, los gestos de compañerismo, de amor, de conexión, las palabras que demuestran admiración, respeto, tus propias palabras en las que te animas a tí mismo que provocan ese sentimiento de logro, lo conseguiste, siente esa sensación de satisfacción en todo tu cuerpo.

Ahora ve hacia atrás en el tiempo y observa todos los momentos que te han llevado a ese logro y enfócate en esos momentos de crisis que te indicaron el camino que debías seguir. 

No sé en qué estás pensando, lo que sí sé seguro es que para conseguirlo has tenido que superar una o más crisis, y es que, el éxito nunca es una línea recta.

Esas caídas que fortalecieron tu motivación y determinación a conseguir superar ese reto que te planteaste: esos exámenes fallidos que te hicieron esforzarte más hasta conseguir graduarte, esas entrevistas de trabajo que te ayudaron a conseguir ese trabajo soñado, esos proyectos que empezaste y no funcionaron pero sirvieron de base para emprender ese proyecto de éxito.

Y es que la vida es continuo crecimiento, para crecer es necesario aprender, para aprender es necesario tomar riesgos y para ello necesitamos caer, es parte del proceso.

Cuando caemos tenemos 3 opciones:

  • Resistirse, enfadarse y patalear.
  • Negar la caída y seguir como si no hubiera pasado nada. 
  • Aceptar, aprender y crecer. Levantarse y seguir nuestro camino.

Si resistimos y negamos las caídas no sólo no crecemos sino que incluso corremos el riesgo de crear miedo a que ocurran de nuevo y hacernos más débiles. Si las aceptamos y escuchamos tenemos la oportunidad de aprender, crecer y levantarnos más fuertes y más sabios. 

No sólo tenemos crisis de vez en cuando, todos los días tenemos pequeñas crisis que nos dan la oportunidad de aprender y que nos sirven de guía en forma de emociones. En esos momentos diarios de estrés, enfado, miedo y emociones intensas se esconden mensajes de sabiduría que, si los escuchamos de forma adecuada, son nuestra mejor guía para seguir nuestro camino.

Pero, ¿cómo podemos escuchar esos mensajes y transformar esas pequeñas crisis en aprendizajes y oportunidades de crecimiento? 

Aquí te proponemos la técnica de la brújula que te ayudará a gestionar esas emociones: 

  1. Relájate.

Siéntate en un lugar tranquilo, puedes poner música relajante, velas y lleva contigo algo para anotar como un papel y bolígrafo.

  1. Valida la emoción. 

Enfócate en tu respiración y siente esa emoción en tu cuerpo. Acéptala. Al principio notarás resistencia, es normal, tu cuerpo está acostumbrado a resistirse o evitarla, siéntela y nota cómo tu cuerpo se va calmando. 

  1. Escucha el mensaje. 

Todas las emociones llevan un mensaje, escucha lo que esa emoción te quiere comunicar. Puedes ver una guía del tipo de mensaje que cada emoción te da aquí.

  1. Escribe el mensaje y toma acción. 

Toma nota de lo que has aprendido y pasa a la acción, quizás necesitas hacer algo o simplemente cambiar la perspectiva en la que ves la situación.